BALADA DEL VAMPIRO: CAPITULO 1 (parte1)

Posted by Pablo Croquevielle | Posted in | Posted on 20:47

En vista que este capitulo es bastante largo, he decidido dividirlo, asi que....aqui tienen el PRIMER CAPITULO DE:
Hijos de la noche: La balada del vampiro

Alexander despertó sobresaltado, miró la hora, no eran más de las 2:15 de la mañana y ya había tenido su quinta misma pesadilla en una semana. Todo el tiempo era lo mismo.
Tenía una espada, de eso estaba seguro puesto que empuñaba algo pesado, para un humano mortal. Frente a él, se encontraba una sombra con figura humana, aún así sabía que no era humano, le tenía miedo. ¿Dónde estaban? Ah si, en un gran edificio del centro, sí, era de noche.

Parecía que discutían por algún motivo, lamentablemente no era un sueño sonoro, no distinguía la voz de su rival ni la suya propia, solo sabía que llovía. Las espadas chocaron, su rival peleaba con naturalidad, como un verdadero esgrimista, Alexander tenía dificultad ya que nunca había usado un arma. Probablemente por un golpe de suerte, logró hacer que su rival cayera al suelo, pudo haberlo matado en ese instante pero no lo hizo, algo le dijo que hiciera que aquella sombra se enfureciera y tratara de golpearlo sin mucho éxito. A primera vista Alexander parecía haber vencido pero sin darse cuenta su oponente se levanta con gran velocidad escapando y al mismo tiempo golpeando a otra persona que se encontraba ahí, una chica, haciendo que ella cayese de el edificio. Alexander no lo piensa dos veces y se lanza a rescatarla. Despierta siempre que está apunto de agarrarla y a segundos del suelo.

Al principio, soñar una o dos veces el mismo sueño puede ser normal, ¿llegar a soñarlo cinco veces? Posibilidad de preocupación. Se levantó de su cama para al final ir a la cocina, un vaso de leche conciliaría el mal sueño reciente y podría volver a dormir.

Luces en el pasillo ¿Su padre aún estaría despierto y a esta hora? No había caso con él. Su padre, al menos hasta donde sabía era su único pariente vivo y no exactamente biológico, sabía que era adoptado pero no le daba mucha importancia a eso. Tenía una familia y con eso le bastaba.
Damián, su padre, era un escritor de novelas y por eso a veces se podía quedar toda una noche escribiendo. “Esto lo hago por que me gusta, no porque lo necesite” le dijo una vez, y era cierto, si de dinero se trataba, no escaseaba, según su padre, todo era debido a un testamento. Alexander no le creía mucho.
Vivían en un departamento bastante grande y espacioso de Providencia, tenía 4 habitaciones, aunque se contaban como tres. Una era su habitación, la otra era la de su padre, estaba la oficina donde tenía todos sus escritos, y la habitación misteriosa. Al menos así lo llamaba debido a que siempre estaba cerrada y su padre nunca le había querido comentar que había tras la puerta con llave, “ya llegará el momento en el que te cuente” fue su única y breve respuesta la última vez que le quiso preguntar sobre aquel misterio.
Alexander llegó a la cocina y se preparó su vaso, realmente necesitaba leche caliente, recuperaba su cuerpo y calmaba su mente. Tenía suerte, podía seguir durmiendo debido a que era viernes y al día siguiente no tendría clases, detestaba que las pesadillas aparecieran en la semana, hacían que después le costara mucho más volver a dormir si tenía que levantarse pocas horas más tarde.
Unos pasos provenientes del pasillo le hicieron darse vuelta, su padre estaba entrando a la cocina.
- No puedes dormir?
- Pesadillas.
- ¿Es la misma que me comentaste hace unos días? -Asintió, no quería preocuparlo más de la cuenta, intentaba fingir haciendo notar que no era más que un sueño y que se pasaría pronto. – Muchas veces, las pesadillas significan que algo nos preocupa, busca en ti si hay algo que no te deja en paz.

No esperaba esa respuesta, su padre tenía razón pero ¿había algo que le preocupara? Volvió a su habitación después de haber tomado la leche caliente, afuera llovía, la habían anunciado hasta el Martes que venía. Ahora solo le preocupaba volver a dormir, sin pesadillas. Y esta vez no hubo sueño alguno.

El teléfono sonó a medio día, el padre de Alexander había salido así que él contestó, era Bernardo, su mejor amigo desde la infancia.
- ¿Que tal?- Su amigo se notaba animado, no era de sorprender, Bernardo siempre era muy animado, al menos nunca se veía triste. Su característico Jockey negro dado vuelta y su abrigo largo le daban el toque que deseaba, su barba la llevaba creciendo desde no hacia mucho y su cabello estaba casi siempre revoloteado por el viento. – No se si es temprano o tarde para ti, pero te aviso que recién, hace pocos minutos atrás he terminado lo que parecía imposible.
- No se me ocurre nada, por favor dame una pista- Alexander estaba algo somnoliento aún, no le gustaba estar despierto los fines de semana si no había nada bueno. Bernardo puso una música conocida para ambos, la introducción a La Guerra de las Galaxias, pista suficiente para que Alexander se diera cuenta a que se refería – ¿El consejo Jedi Original a escala humana y a base de Yeso? – Se escuchó una afirmación - ¿Cuánto tiempo llevas construyendo eso?

- 2 años y medio, además “eso” es una obra de arte, ningún fan de Star Wars me puede superar debido a que es el consejo original con todos los maestros antes de todos los incidentes con la Orden 66 ¡ NADIE HA LOGRADO RECREAR ESO!; Por cierto –carraspeó- para celebrarlo he invitado a Javiera y te invito a ti también a almorzar a mi casa ¿Te parece?
Si, Bernardo era un Friki y fan de un personaje de cine llamado Silent Bob, razón por la que si uno lo miraba en la calle, podía relacionarlo con él. De todas maneras era una persona amigable y de llegada fácil para los demás, por eso, y debido a su constante buen animo, era imposible rechazar una invitación suya a almorzar.

- Esta bien, iré, hace tiempo que no voy a tu casa, y créeme que necesito estar fuera de aquí por un día


[Ya viene la parte 2, mañana]

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