Hijos de la noche: La balada del vampiro [Prologo]

Posted by Pablo Croquevielle | Posted in | Posted on 9:55


Hace años en el mundo de las sombras se escuchó una profecía:


Llegará una noche de invierno, cuando el frío les cale en los huesos.
Nacerá entre los hijos de la noche un único y primero.
Que, hasta que no abra los ojos a la lluvia,

No será ni de los suyos ni de los nuestros

 

De la carne que es polvo

Será polvo, carne y hombre
De niño a hombre.

Entre los humanos y vampiros buscarán.

Llegará el momento,
Llegará el despertar
En que todo partirá con confusión
Después vendrá la pena
Enseguida la frustración
Y un sacrificio lo redimirá

Una muerte por la muerte
Una vida por la vida
Entre los vivos nacerá
Entre los muertos volverá
Cuando el elija, todo acabará.

Será entonces

Aliado y enemigo
Amante y compañero
Líder y guerrero

Entre los grandes surgirá

Atención entonces hermanos
prestad atención

La profecía a sido dicha
En su cumpleaños numero veintiuno

Nuestro salvador o destructor despertará

Aquel que nació natural

Aquel que nos guiará
Aquel que nos iluminara
O aquel que nos destruirá





24 de Agosto, 1980
No se como comenzar, seguramente, apenas lea esto más adelante pensaré que fue un sueño, una locura, alucinación de mi cabeza. Se supone que no iba a volver a escribir, ni siquiera volvería a tomar esta maquina de escribir, no desde el accidente de hace casi un año atrás, no desde la muerte de Andrea y de Daniel.
Recordar sus muertes y yo sin poder hacer nada, es como una flecha enterrada en mi pecho nuevamente, una herida que quería volver a cerrar.
Mi esposa y mi hijo, muertos.
Cierro los ojos y al abrirlos esperando que sea un sueño, me doy cuenta que no lo es, ellos ya no están. Yo debería haber muerto, yo, no ellos.
Pero intentaré traspasar lo que ha estado aconteciendo desde hace 3 meses, sucesos para mi extraños.
     Como de costumbre, Lunes en la mañana preparando el desayuno, alimentando a Nero, el gato que me compré hace cinco meses atrás, nada bueno en el diario, sacar los sobres de debajo de la puerta. Nada nuevo, cuentas, cuentas, una que otra carta de parte de amigos y familiares que quieren saber de mi (Me he puesto un poco ermitaño y reacio a salir de casa, salvo cuando hay que ir de compras).
     Pero en entre los sobres había uno especial, era de color negro, al voltearlo vi que tenia un sello rojo, de león. No tenía remitente. No había nada que pudiera identificar a quien lo había enviado. Lo abrí algo asustado, tenía un mal presentimiento, vi al pequeño Nero pasearse junto a la ventana y estirarse, si el no reaccionaba mal a esta carta era porque no había nada grave. Se lo acerqué.
Y exactamente, nada.

     Abrí lentamente el sobre y mi sorpresa fue mayúscula cuando cayó un pequeño fajo de billetes y una nota que dice exactamente lo siguiente:



Has lo que creas correcto con esto, espérate a más, si puedes, cámbiate a un mejor lugar, un departamento más grande. Si puedes sigue escribiendo, sé cuanto te afecta perderlos, también lo he sufrido.


atte.: Tu benefactor.

Esa carta me perturbó bastante ¿benefactor?, solo firmaba así. Y me pedía que volviese a escribir, ¿acaso no sabia que no podía hacerlo? Me asusté por un momento que supiera de mi situación, escaso de dinero, es cierto, no había vuelto al periódico desde lo sucedido y no me quedaba mucho en el banco para sobrevivir, el dinero en cierto modo era un alivio.

Pero al cabo de una semana volví a recibir otro sobre negro de parte de “Benefactor”, me enviaba más dinero, y que fuera al banco a revisar mi cuenta, que tendría una sorpresa. Y efectivamente, alguien me había depositado dinero. No era millonario pero si tenia lo suficiente para poder vivir un tiempo más.

Esa misma noche no pude evitarlo y le escribí una carta que dejé debajo de mi puerta.


¿Quien eres? De verdad agradezco lo que has hecho por mí, pero al mismo tiempo me aterra pensar que puede ser cualquier psicópata. No quiero desconfiar pero supongo que querrás algo a cambio.

Atte.: Damián Montenegro

Dos días después recibí mensaje de respuesta
    
Soy un amigo, despreocúpate, no te voy a hacer daño, al contrario, estoy aquí para ayudarte, te he seguido desde hace algún tiempo y sí, llegará el momento en el que te necesitaré.

Atte.: D

Ya era un avance, al menos había dejado firma. Pero a fin de cuentas nunca me decía su nombre, el dinero comenzó a aumentar al acabar el primer mes, ahí, D, me pidió que me cambiase a un departamento definitivamente, que tenía que re-hacer mi vida, que pronto sería necesario.
Tuve un impulso de no hacer caso, pero en mi interior había algo que me decía que accediera, que un cambió no sería tan malo, que a fin de cuentas era necesario dejar la vida que mantenía y mejorar.
     Pero aún no quería volver a escribir, y creo que es hora que lo haga, pero no aún, pronto.
Me cambié a un departamento en Providencia, no es un mal lugar, es bastante céntrico y tiene buenos lugares. Al final volví al puesto que había dejado en el periódico, podía mantenerme con el dinero que me llegaba, pero no quería (ni quiero aún) vivir de ello, no sería correcto para mi, sería aprovechado, y yo no soy de esa manera
D parecía saber eso.
     Damián, creo que te elegí bien para la tarea que te pediré dentro de poco, ten paciencia, querido mío, ten paciencia, me alegro que por fin hallas vuelto a trabajar, pero ten por seguro que el dinero te seguirá llegando, te lo mereces.
    
Atte.: D

Con esa carta al menos ya suponía que D era mujer, o al menos sigo pensando eso, también hay posibilidades que sea un hombre y bien educado. Pero prefiero seguir pensando que es mujer.
Con el correr del tiempo, el dinero siguió llegando, y mi relación con D había agarrado más confianza, al menos ya tenía ciertos aspectos importantes de quien era y que quería de mi, claro, todo con pistas.


Este es otro ejemplo



Soy una persona de bastante edad, se que moriré pronto, por eso, en algún momento, te llamaré para que podamos encontrarnos y de esa manera pedir tu ayuda para algo que sabrás en ese momento.

¿Una señora mayor? ¿Una persona enferma? Hay tantas alternativas y ninguna completamente correcta puesto que aún no se toda la verdad y ya quisiera saber quien es y porque tanto misterio.



¿Debo pagar algún precio por la ayuda que D me ha estado ofreciendo estos 3 meses?

Necesitaba escribirlo.

Que pase lo que tenga que pasar.




30 de Agosto, 1980
He vuelto a recibir un nuevo sobre, D me pide que nos veamos mañana en la noche en la Plaza de Armas del centro, a media noche. Algo que me llama la atención es que me pide que me abrigue, que esta noche será una noche fría, muy fría
¿Cómo sabe todo eso?

No importa, debo prepararme para mañana, por fin tendré todas las respuestas a mis preguntas

1 de Septiembre, 1980
¿Como comenzar esto? ¿Cómo comenzar a escribir? Lo de anoche fue una locura, una maldita locura.
No se como partir escribiendo, por favor, si hay alguien en el cielo, denme fuerzas para esto.

Después de un vaso de agua, una mojada de cara y orden de ideas, creo que puedo seguir.

El verdadero nombre de D es Delia Drummond, escocesa de nacimiento y Vampira hasta anoche.

Si, escribo correctamente, vampira.
     Anoche llegué con unos minutos de adelanto a nuestro encuentro, de verdad hacia frío, no nevaba, pero era un condenado frío, sentir que tus manos se congelan y que el respirar duele no es para nada agradable. No acostumbro a fumar, al menos no seguido. Anoche tuve que hacerlo al menos dos veces uno tras otro.
     Como toda persona normal, pensé que no aparecería, estos meses de entregas misteriosas, podían haber sido una maldita broma ¿cierto?, que los billetes fuesen falsos y que después la policía estaría tras de mi.
     Y hablando de policías, tuve suerte que anoche no apareció ninguno, el toque de queda puede estar rompiéndose, las personas saliendo de sus casas, etc, pero al menos yo no quiero arriesgarme tanto y terminar muerto en pleno centro de Santiago.
     Cuando faltaban unos minutos para medianoche, y yo ya pensaba en retirarme, sentí una presencia tras de mi, no había nadie cuando volteé pero el aire había cambiado, lo sentía al respirar.
-Has venido, Damián.
Alguien había hablado pero no lo veía. Grande fue mi sorpresa cuando ante mi se materializó (si, eso pasó, lo juro) una mujer joven, no debía tener más de 30 años, muy hermosa por cierto. De cabello negro y largo, lo que más me llamó la atención fueron dos cosas:
     Sus ojos, eran color púrpura y parecían brillar aun en lo más oscuro.

     Llevaba un traje de color crema vainilla, más parecía un traje de época antigua, probablemente algo de 1800 o un poco después. ¿Cómo no tenía frío con eso? Yo ya me congelaba.
     Creo que era mi imaginación pero parecía no caminar, mis ojos la veían flotar, en cierto modo creía estar soñando y de ser así, ahora estaría escribiendo un sueño. Pero no lo fue.
     - ¿D? - Fue lo primero que se me ocurrió preguntar. – ¿Eres tu, D?
     Ella asintió, sonreía o al menos así lo veía cuando encontré su rostro frente al mío, ahí noté que su piel era blanca, casi tan blanca como la nieve.
     - Sabia que vendrías- Oh cielos, hasta su voz era melodiosa, no era humana, para nada – He estado esperando este momento desde hace meses, me llamo Delia.
     No era la única, desde el primer sobre negro comencé a preguntarme quién sería la persona que me había estado ayudando. Tenía tantas preguntas.
     - Se que tienes preguntas, pero no hay tiempo, a partir de ahora no lo hay – Su rostro cambió, parecía tener miedo, sus ojos constantemente miraban de un lado a otro.- Cuando vuelvas a casa encontrarás todo lo que necesitas para satisfacer tus deseos de una respuesta coherente a la que yo podría darte. Por lo momento, lo único que puedo decirte es que ahora serás parte de algo importante-.
     - ¿Por qué me buscaste?-. Fue lo único que pude preguntar tras meses de cierta angustia - ¿Por qué me elegiste a mi?

Si por mi fuera, le hubiese dicho que era hermosa, que sus ojos brillaban con intensidad, cualquier cosa pero no un “por que”, pero no podía evitarlo, soy humano, el miedo está conmigo ante lo desconocido. Ella me miró, y en su mirada había paz, me relajé y cualquier tensión en el momento que había tenido, desapareció
     - Entiendo que tengas miedo, eres humano, le temes a lo desconocido, yo alguna vez fui así, como tu, ahora solo le temo a una cosa, a la muerte que tendré.
     - ¿Porqué hablas de morir?
     - Porque es mi destino, al menos he vivido lo suficiente para haber disfrutado de mi existencia.
Había llegado el momento de la pregunta más grande.
     - En que es lo que puedo hacer? Me has ayudado todo este tiempo, y en una de las cartas me dijiste que en el momento adecuado ibas a necesitarme por algo. ¿Ha llegado el momento? ¿Es la hora?
     - Damián, antes de pasar a eso, hay algo que debo decirte también, es seguro que no me lo vas a creer pero es de vital importancia incluso para más a futuro.- Suspiró, y se volteó para buscar algo que de inmediato me percaté que era un bolso, no muy grande, parecía de piel, una cartera de mano por así decir. Ante mis ojos, sacó una pistola – Dispárame.
     - ¿Qué? No, no, no quiero hacerlo, no quiero ser yo quien te asesine.
     Pero había determinación en sus ojos, en sus brillantes ojos color púrpura, me arrastraban, me convencían, me impulsaban a hacer algo que nunca antes había echo: agarrar un arma.

Aún cuando tuve la oportunidad de hacerlo frente a quien yo consideraba el asesino de mi esposa e hijo, mi ser racional me impidió cometer el acto. Quería hacerlo, es cierto, pero no tenia la culpa, fue un error tanto mío como de él en aquel accidente automovilístico.

Ahora, no sentía ni rabia ni rencor hacia ella, y, aunque en mi mente luchaba para no agarrar el arma y dispararle, mis manos ya apuntaban y rozaban el gatillo. Ella me forzaba a hacerlo, no con palabras, sino con su mente, como una intrusa en mi cerebro, obligándome.
     Sentía gotas de sudor, no sentía el intenso frío que golpeaba mi rostro, no tenía dominio de mi ser, no tenía nada, era un muñeco. Comenzaba a perder la lucha interna, ella me iba ganando.
     Al final, el gatillo se apretó.
     Vi su cuerpo caer al suelo, lentamente, como en las películas, ese efecto especial donde el que corre –usualmente el protagonista- lo hace en cámara lenta para llegar a su objetivo y de paso darle más dramatismo a la escena. Pues bien, eso veía yo, salvo que esto no era una película.
     Paralizado, aterrado, sin aliento, acababa de cometer un asesinato, ella me había impulsado a hacerlo y yo disparé. Sentí hundirme en el suelo, mis piernas debilitadas, el frío volvía a llegar a mi cuerpo. “¿Qué hago?” Me repetí durante unos segundos, no quería que nadie saliese de sus casas y me viera con pistola en mano y el cuerpo de una hermosa mujer tirada en el suelo por mí. Quería comenzar a correr pero mis piernas no se movían.
     -Damián, despreocúpate- sentí una voz en mi oreja, susurrándome y una mano tan fría como el hielo y a la vez tan suave como la seda tomaba mi rostro para voltearme.
     Ella ahí, presente, como si nada.
     Yo no entendía nada, me sentía realmente aterrado de haberla matado y al rato ahí parada frente a mí como si nada hubiese pasado.
     - ¿Pero como? Si yo te vi caer
Delia se acercó a mí, a tal punto que quedamos con nuestros rostros a milímetros del otro, lo suficiente para poder verla bien. Y ahí lo comprendí.
     Ella era un vampiro.
Sus colmillos crecieron ante mis ojos mientras habría su boca. ¿Y que hace una persona común y corriente cuando le pasa algo como esto? Automáticamente se aleja, y eso fue lo que me pasó, me aterré un par de segundos, y, al darme cuenta, me encontraba lejos de ella, mis manos la habían empujado un poco para yo poder alejarme. Al darme cuenta, me sentí algo avergonzado por ello.
     - Perdón, es solo que me asusté
     - No te preocupes, uno se acostumbre a que suceda esto con el paso de los años, ya aseguraba que te alejarías por el terror. Pero tranquilo, no voy a hacerte daño, no te he mantenido con vida por nada ¿cierto?- y sonrió.
     - Por favor Delia, creo que es momento que me cuentes que está pasando. Lo único que entiendo aquí es que no eres Humana aunque lo parezcas. Por favor, al menos cuéntame que tramas, de que próxima muerte hablas, porque me has cuidado este tiempo. –Comenzaba exasperar, lo que recién había presenciado me superaba en todo lo que conocía, al parecer ella se dio cuenta porque yo, sin darme cuenta, había comenzado a llorar mientras hablaba.
     Ella volvió a mirar a los lados como vigilando que no nos siguieran o que no hubiese nada sospechoso a nuestro alrededor.
     -Como ya te habrás dado cuenta- comenzó – no soy humana, no estoy viva pero tampoco estoy muerta. Soy una criatura nocturna, si así te gustaría llamarme. Tú y yo nos encontramos hace meses atrás, tú no lo recuerdas, pero nos topamos por accidente en la noche que fue el funeral de tu esposa e hijo.
     “Te vi herido, emocionalmente hablando, tu tristeza me había llegado como un golpe en el estomago ya que, al ser una criatura nocturna tengo la habilidad de sentir las emociones humanas, saber si están tristes, felices, si están mintiendo, etc. No se lo decías a nadie pero por dentro deseabas morir.
De algún modo te encontré un humano interesante, había visto a muchos llorar o muchos sentir la pena que tenías en ese momento, pero de algún modo me cautivaste. Decidí entonces vigilarte, mirar con mis inmortales ojos el como vivías, de cierto modo comencé a enamorarme de tu alma y lo admito, en muchas ocasiones deseé transformarte en uno de nosotros, pero al mismo tiempo, el amor que te tenía me impedía cometer tal adulterio a una alma que deseaba morir para encontrarse con sus seres queridos en la otra vida.
     Pasaron meses y yo seguía preguntándome el como poder contactarte porque ya de por si te cuidaba, sino ¿cómo crees que hasta ahora no te ha pasado nada grave? Nunca te diste cuenta las veces que te iban a asaltar en la noche, las veces que protegí tu vida del peligro. O tal vez si lo sabias pero no te percatabas o no querías darte cuenta. Fue entonces cuando se me ocurrió la idea de ser tu “benefactora”, entrar a tu vida en forma anónima, que supieras que había alguien que cuidaba de ti.”
    
-Y después de casi un año por fin podemos conocernos, pero será nuestra primera y última noche- Tenia una mirada de tristeza – Después de todo este tiempo, pero, aún así dentro de poco tendremos que separarnos.
-¿A que te refieres?
     No voy a negar que ya no tenía miedo, mi corazón palpitaba más rápido de lo que jamás llegaría a hacerlo.
     Delia se quedó callada unos segundos, ¿Dudaba?

     - Se supone, Damián, que los Vampiros no podemos concebir – comenzó – pero hace ya muchos años se lanzó una noche una profecía que nacería un bebé humano en nuestro mundo, que nacería en una noche fría, la noche más helada que aquel lugar pueda recordar. Aquel bebé, a la edad de 21 años, se transformará en uno de nosotros y sería un guía o un enemigo dependiendo el bando que desee tomar. Damián, se avecina una guerra, Humanos contra Criaturas. Nadie sabe cuando ni donde, pero viene.

Yo comenzaba a estar visiblemente confundido, lo que ella me contaba no parecía real., pero realmente anoche hacia un frío endemoniado y esta mañana en el periódico solo se hablaba del frío histórico alcanzado.

     - Y que se supone que debo hacer? – Fue lo primero que pude responder - ¿Qué tiene que ver todo eso conmigo?
     - Todo, querido mío, todo- me sonrió, y por primera vez vi en ella una sonrisa de verdadera ternura.- Estoy embarazada, esta noche daré a luz, cuando lo haga, mi organismo no lo soportará y yo moriré.
     “Todo partió hace 9 meses atrás, o un poco más, comencé a sentirme extraña, como toda mujer mortal, a ratos me crecía mi vientre, a ratos decrecía. Sabía que algo andaba mal conmigo, sabía que algo me sucedería. Mi pareja y mentor vampiro me mostró la profecía años atrás, el está de parte de que la guerra se haga, para que seamos la raza dominante. Yo, a pesar de mi condición, siempre he rehuido a las grandes batallas, a las grandes peleas o conflictos, me gusta mantenerme aparte lo más que pueda.
     Pero cuando me di cuenta de mi embarazo comencé a temer, no quería que nadie lo supiera. Darius, mi mentor, me cuidaría para sus propósitos, criaría a mi hijo para que creciera con hambre de guerra. Yo no deseo eso, hay cosas que son inevitables, es cierto, pero lo único que quiero es que crezca hasta los 21 como un humano normal, que si le toca cumplir su destino, que lo haga eligiendo el camino que considere correcto.
     Mantuve el embarazo escondido, no ha sido fácil con mi vientre cambiando cada cierto tiempo, Darius no tiene idea de nada pero temo que algún fiel a él me descubriese y estoy nerviosa por eso, siento que en cualquier momento ellos vendrán y tomarán a mi niño, a mi bebé.
     Por eso te pido, Damián, que te hagas cargo de mi hijo, que lo críes como si fuera tuyo, que reemplace a tu hijo muerto. Te he dejado mucho dinero para que te hagas cargo, te he dejado en casa muchos libros que son mis diarios con anotaciones de los vampiros. Nunca te faltará nada querido mío, hasta incluso tal vez, con mis escritos, puedas descubrir algo que yo halla pasado por alto.”

Inmediatamente, cayó al suelo, con mis propios ojos vi como su vientre crecía a gran velocidad, 9 meses en segundos. La logré sostener y hacerla sentar en una banca. Tomó mis manos con fuerza, tanto así que creo que si lo hubiese querido me las habría destruido, me esforcé en esconder el dolor y concentrarme en ella.
     No niego mi terror al verla retorcer su cuerpo, su rostro contraído en una mueca de dolor, un hilillo de sangre que salía de sus labios, apretados para no gritar. Sentía mis huesos crujir, quería gritar. Al final soltó mi mano.
     Frente a nosotros había un bebé recién nacido.

     - Por favor…- Delía apenas podía hablar, si, comenzaba a morir como ella había predicho- Damián, cuida a mi bebé, a Alexander.-

     Inmediatamente después cerró los ojos. ¿Que hacer con una Vampiro? No podía dejarla ahí, tirada hasta que llegase el sol, sería muy cruel, a pesar de estar –ahora si- completamente muerta.
     Tomé al bebé en mis brazos y lo cubrí con todo mi abrigo. Lo grande llegó de inmediato. Comencé a oler algo quemado, como si echaran al fuego algo toxico, al voltear vi, con los ojos lo más abierto que puedo recordar, como Delia comenzaba a desintegrarse, no sé si fue un proceso largo o corto puesto que no lo medí en tiempo, sin embargo su cuerpo desapareció completo.
     Después, solo silencio.
     Creo que me quedé unos buenos minutos sentado en una banca sin moverme y no tengo idea cuando me levanté, ni cuando llegué a casa. Dejé al bebé en una cuna que improvisé, luego al llegar al living encontré los regalos que Delia me comentó, los libros.
     Me serví un vaso de vino y me lo bebí al seco, acción que me dejó lo bastante mareado. Al final me dormí en el sillón. Me despertó el llanto del bebé, tengo leche en el refrigerador, no será difícil, ya tengo experiencia en esto.

Tengo un hijo nuevamente, es raro y agradable a la vez. Lo de anoche pareció una pesadilla a pesar que fue real.

Delia ¿Que voy a hacer con tu hijo, con Alexander?

Comments (0)

/* Profile ----------------------------------------------- */ .profile-img { float: $startSide; margin-top: 0; margin-$endSide: 5px; margin-bottom: 5px; margin-$startSide: 0; padding: 4px; border: 1px solid $bordercolor; } .profile-data { margin:0; text-transform:uppercase; letter-spacing:.1em; font: $postfooterfont; color: $sidebarcolor; font-weight: bold; line-height: 1.6em; } .profile-datablock { margin:.5em 0 .5em; } .profile-textblock { margin: 0.5em 0; line-height: 1.6em; } .profile-link { font: $postfooterfont; text-transform: uppercase; letter-spacing: .1em; }