In extasis, un relato de locura

Posted by Pablo Croquevielle | Posted in | Posted on 17:27

Uno de los relatos más personales que tengo debido a que lo escribí en un momento en el que yo estaba muy mal.
La historia es ficticia y los nombres aproximados a una similitud con la realidad, sin embargo nada de lo que leerán aqui lo hice de verdad, aunque las ganas estuvieron en su momento



El profesor está haciendo lo suyo con la clase, todos ponen atención y él les responde sus inquietudes, se supone que esta semana tenemos examen. Yo estoy ahí, en la sala, pero mi mente esta en otro lado. Veo la lluvia caer y me pregunto si estoy dispuesto a hacer lo que hace días que tengo planeado.
La clase terminó, el profesor me pregunta si algo ocurre conmigo, que me ha visto distraído en clases, le miento diciéndole que no pasa nada, que son cosas de casa, pero que ya se me pasará.


Es hora de almuerzo y estoy esperando a Nicolás, me ha dicho que tiene lo que me dijo que me conseguiría, dentro de mi me siento sucio. No es justo hacer esto a la persona que quieres, te corresponda de nuevo o no. Pero he tomado una decisión, que el infierno me juzgue si hice lo correcto o no. Solo soy un humano.

- Un penique por tus pensamientos –

Nicolás se sienta a mi lado y comenzamos a comer, conversamos de cualquier cosa menos de lo que realmente importa, eso me alivia. Probablemente no tenga que hacer nada. Pero no es sino cuando la hora de almuerzo termina que me toma la mano, me mira seriamente y me pasa una bolsa.

- Una sola basta, tienes que esperar 15 a 20 minutos para que haga efecto, se disuelve en líquido así que pasará piola. – Mira mi rostro de confusión, sabe que estoy dudando – Si quieres te acompaño después de clases, te daré ánimos ¿te parece?

Le contesto que sí, que mejor me acompaña, que no tengo el valor de hacerlo solo. Guardo la bolsa en mi mochila y vuelvo a clases. Todo se me hace eterno, la lluvia no deja de caer, mi corazón no deja de palpitar con fuerza, las clases no quieren terminar. Comienzo a desesperarme, juego con mi lápiz, dibujo en el cuaderno, no puedo poner atención a la clase.
Finalmente todo termina, Nicolás está esperándome para acompañarme a casa de Daniela, la lluvia no deja de caer y la temperatura sigue tan helada como desde el principio del día de hoy. El bus se demora en llegar, debe ser el día lluvioso, me pregunto si es que todo está complotando en mi contra y el destino no quiere que lleve a cabo mi plan. Miro mi reloj, todo está en orden, Francisco, el nuevo novio de Daniela ya habrá ido a clases y la encontraré a solas.

El bus llega, Nicolás sube conmigo y tenemos suerte de que no está tan lleno, encontramos asientos.

- ¿Ya le dijiste que irías?

Le respondo que si, ella sabe que yo voy, que nos veremos un rato. Francisco tiene clases hasta tarde el día de hoy y después no se pasa a casa de ella, así que puedo estar tranquilo.

Llegamos a destino, el bus demoró menos de lo esperado. Nicolás me dice que esperará en el café que está en la esquina, que cualquier cosa le envíe un mensaje de texto al móvil, el me estará ayudando en lo que pueda. Sabe que ella y yo tenemos que estar juntos y que todo el término de la relación que tuve con Daniela fue un error. Al menos yo lo veo así.

Toco el timbre, pasan unos segundos, toco mi mochila y siento la bolsa con las pastillas, están ahí, respiro aliviado. Daniela contesta, le respondo que soy yo. La puerta automática del departamento se enciende y cruzo. No es más de un minuto en lo que me demoro en llegar a su puerta, pero siento que hoy me demoro mucho más.
Está ahí afuera, tan hermosa como siempre, su cabello y sus ojos. Todo de ella es hermoso, todo de ella es perfecto, todo de ella es…ya no es mío, lo fue…y ahora lo será de nuevo, aun cuando sea solo por el día de hoy.

Me saluda como siempre, un beso en la mejilla y un pequeño abrazo (probablemente por el frío). Me dice que está trabajando para su clase de mañana así que está un poco estresada con eso, al entrar veo que todo está igual como la última ves que vine (hace unos días), nada ha cambiado, las fotos en su lugar, los muebles donde siempre, solo su cama está desordenada ya que a ella no le gusta mucho hacerla. Dejo mis cosas en el living y me ofrezco a ayudarla en lo que sea de su casa, ella me dice que todo está bien. Me asomo a la cocina y veo que los platos están sucios, le digo que los lavaré, a ella le parece bien.

Mientras lavo no puedo evitar ponerme a tiritar, no por el frío, si no por los nervios, no puedo creer que sigo pensando en eso, podría fácilmente quedarme todo el día, no hacer nada y decirle a Nicolás que pasó de todo entre ella y yo. Pero vuelvo a pensar en todo lo que ha pasado, en como perdí la oportunidad de seguir a su lado, en como he intentado todo menos esto.
Mientras ella trabaja, me dirijo a mi bolso, saco una pastilla y vuelvo a la cocina, he terminado de lavar los platos y le he hecho un poco de jugo. La pastilla está en mi mano, podría ponerlo fácilmente dentro del vaso, ¿Por qué estoy dudando? ¿No quería yo esto? Mi móvil vibra de sorpresa, asustándome y haciendo que vierta la pastilla en el vaso, es Nicolás quien me desea suerte.
Al final me decido y al vaso le pongo jugo, espero unos minutos esperando a que la pastilla se disuelva. Respiro tranquilo y me hago el inocente. Me dirijo a la habitación de Daniela y le sirvo el jugo, ella no lo esperaba y me agradece. Sorprendentemente se toma el vaso de una sola vez. Me dice que tenía mucha sed pero que no había podido levantarse. Es el momento de contar los minutos

De algún modo me siento arrepentido, no era lo que buscaba y al mismo tiempo sí. En mi desesperación acepté cualquier cosa, y lo que pasaría ahora era cosa de tiempo. No tenía idea si funcionaría, si con esto cambiarían las cosas, si…volvería a quererme.
No se cuanto rato estuve en silencio, la veía trabajar en el computador y parecía no haber efecto alguno ¿era una pastilla errónea? ¿Debería haberle puesto dos en ves de una?
No fue si no al cabo de unos minutos que presencié un cambio, ella se detuvo y decía que no se sentía muy bien, que tenía mucho calor. Me acerqué para tocarle la frente, ella era muy propensa a enfermarse, así que había que ser cuidadoso. Solo al tocarla se estremeció, como si le hubiese dado una corriente eléctrica. Ahí supe que la pastilla había funcionado.

Le tome la mano y la acosté en su cama, le dije que le traería algo de liquido y una pastilla para el dolor de cabeza, le besé la frente para medí su temperatura. Ella corrió su rostro y me besó. ¿Cómo describir un beso de la persona que amas? ¿Una corriente eléctrica que recorre tu cuerpo pidiendo que dicha energía sea expulsada? No se cuantos segundos estuvimos en ese beso, pero cuando terminó, ella agachó el rostro sonrojada y pidiendo perdón, no tenía idea porque lo había echo. Cuando me levanté de su cama ella tomó mi mano y me pidió que no la dejara. Que quería tenerme a su lado, que quería que la acompañara.

¿Eran síntomas de la pastilla? No había investigado mucho, pero no pensé en nada más, solo me senté a su lado y puse mi mano en su cabello para hacerle cariño. Usualmente me rechazaba la mano cuando lo intentaba, eso estaba permitido para su novio, ya no para mí. Pero ahora me lo aceptaba, y, aunque no fuese ella al 100%, yo era feliz.
De inmediato ella me miró y acercó su rostro al mío para volver a besarnos.

- ¿Estás segura de esto? – le pregunté, tenía algo de miedo, no puedo negarlo.

- Cállate, no digas nada, por este momento no digas nada. Esto queda entre nosotros.

Seguido de eso, me acostó a su lado y comenzó a besarme con violencia, con pasión, con algo que yo nunca lo había sentido pero era agradable. Me quitaba la camisa y yo le quitaba la de ella, nos tocábamos, nos deseábamos, nos excitábamos. No había pasado mucho rato hasta que nuestros cuerpos desnudos se unían nuevamente en un rito sexual, probablemente carente de amor de parte de ella, pero por mi parte no.
Y no fue una vez, sino otra y otra. En un momento me detuve para ir al baño y así enviarle un mensaje de texto a Nicolás, le pedí que se fuera, que esto duraría mucho más

Al regresar, no podía creerlo, Daniela estaba preparada de nuevo, quería seguir, quería tenerme con ella. Esto podía ser hoy y nunca más, después de esto, no podría volver a verla.

Toda la noche, es lo que puedo decir, fue una experiencia de amor, deseo….una experiencia de éxtasis

A la mañana siguiente me levanté para irme a la Universidad, me estaba vistiendo cuando Daniela despertó. Se sentía agotada, no era para menos, nos habíamos dormido recién hacia 3 horas atrás. Al verse desnuda durmiendo en su cama y a mí, vistiéndome se levantó alarmada.

- ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué estoy así y tu ahí?

- ¿No lo recuerdas, Daniela? – Tenía que hacerme el despistado, no quería decirle nada…nunca le diría nada. - ¿No tienes recuerdo de lo que ha pasado? ¿No sientes raro tu cuerpo?

- Si, lo siento cansado como si hubiese tenido mucho ejercicio durante la noche- Se quedó callada, su mente estaba asimilando lo de la tarde anterior, lo de la noche anterior- Pero…Pero no puede ser, no puede ser que tu y yo…toda la tarde, toda la noche-

- Daniela, querida, si te sientes horrible entonces cuéntaselo a tu novio, yo no te seduje, tu me sedujiste, tú me hiciste parte de ti toda la noche. ¿Lo recuerdas?

Ella no habló, solo asintió con la cabeza, recordaba todo lo que había pasado, pero no sabía que era por las pastillas. Yo tenía que usar una coraza de defensa pero estaba destruido por dentro. Terminé de vestime y me despedí, ella seguía acostada en su cama, pero ahora lloraba y yo no tenía el valor de decir la verdad.


El fin de semana pasó, no tuve noticias de Daniela, la llamé un par de veces pero nunca contestó. A estas alturas, Francisco debe de saber, seguramente me odia, estudiamos en la misma facultad. Me va a ver y querrá matarme. Lo tengo merecido.

Pero no lo vi en la mañana, tampoco al almuerzo. A la salida me lo encontré en la puerta, estaba esperándome.

- ¿Que hiciste con Daniela, imbecil?
Me mira emputecido, no es para menos, pero debo parecer inocente.

- No se que a te refieres, Francisco

- No te hagas el idiota, Daniela no ha querido salir de su habitación en todo el fin de semana, ha estado llorando. Lo único que puede sacarle fue que la última persona que vio fuiste tú, luego de eso volvió a llorar.

Le indiqué que me siguiera, fuimos a la cafetería de la Universidad. Encontramos una mesa vacía alejada de toda la gente.

- ¿Quieres saberlo? – comienzo antes que el me diga cualquier cosa - ¿Realmente quieres saber que fue lo que pasó?

Francisco asiente con su cabeza, su puño está pálido por tenerlo tan apretado, realmente desea golpearme. Suspiré, tenía que decirle la verdad, al menos parte de ella.

- Tuvimos relaciones, toda la tarde y toda la noche-

Así de fácil, así de directo. Nada de sonrisa en mi rostro como si bromeara, nada de sonrisa como si fuese algo ligero. Solo la verdad.
Francisco se pone pálido, no puede o no quiere creerlo.

- Pero antes que quieras golpearme, Francisco. En mi defensa tengo que decir que todo fue iniciativa de ella. Daniela me sedujo, ella me besó, ella me quitó la ropa, ella es la responsable de todo

- ¿Y porque mierda no la detuviste?- Su voz está quebrándose, no hay un tipo duro frente a mi, solo una persona destrozada…y lo peor de todo es que estoy disfrutando con esto.

- Francisco, no soy idiota. Sabes que sigo amando a Daniela, sabes que ella lo es todo para mi, y sabes que lo que hiciste está mal al habérmela quitado de un modo indirecto, claro, no terminó conmigo por ti, pero te apareciste y aún cuando éramos amigos lo hiciste.

Francisco se quiebra, comienza a llorar, suerte que no hay mucha gente en la cafetería, nadie es testigo de lo que está pasando.

- Pero si quieres golpearme o matarme, adelante. Ya tuve lo mi con Daniela, recuperé parte de lo que era mío. Si quieres hacer algo, adelante. Si quieres terminar con ella, no te detendré.

Francisco sigue llorando, ha mantenido un perfil de seguridad y fuerza durante muchos años, es primera vez que lo veo llorar y me lastima verlo así, pero toda mi herida ha salido a flote y yo no puedo detener lo que estoy diciendo, quiero seguir lastimándolo.

- Me voy, tu ve si quieres quedarte aquí, hablar con ella, golpearme, la mierda que quieras. ¿Pero quieres saber algo? Ella nunca gritó tu nombre en toooooda una noche, decía mi nombre, me llamaba. ¿Por qué crees?

En mi voz hay odio, hay dolor, hay sentimientos de toda índole y yo estoy matando a alguien con mi voz.

¿Y saben que?

No me importa.

Cuando me voy de la Universidad recibo un mensaje de texto, es Daniela, me dice que necesita verme. Sonrío, no puede ser que esto no acabe. Realmente pensaba que ella no querría saber de mí.

En mi bolso llevo las pastillas, la lluvia moja mi rostro, se siente bien, te hace sentir vivo.


Soy un maldito y no me arrepiento.

Comments (1)

Excelente cuento, las emociones del protagonista mantienen una cercanía personal con uno mismo, que lastimosamente, en algún momento del cuento se verá reconocido.

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