Vodka Naranja

Posted by Pablo Croquevielle | Posted in | Posted on 18:00

Nuevamente me senté en aquel café, bebiendo de mi taza mientras leía un libro.
Tú sabías bien que estaría allí esperándote como siempre, tú sabías que te esperaría.

El sol cayó como relámpago, y la noche se tornó mi día. Allí aún estaba, leyendo un poco más, con dos cafés en el cuerpo. Miré por el vidrio y a la gente pasar, mis anteojos empañados me impidieron ver tu entrada, solo sentí tu mano en mi cuello, sabía que eras tú, sabía que eran las mismas manos que algún día besé.
Al darme vuelta para saludarte cálidamente con un abrazo, por accidente nuestros labios se encontraron, aunque a estas alturas lo dudo, de seguro fue una táctica tuya.

Nos enfrentamos de lleno al precipicio, ambos sabíamos bien que donde fuego hubo cenizas quedan, y mientras existió un "nosotros", mucho fuego corrió por nuestras venas. No me querías mirar a los ojos, ni yo a ti, si nos encontrábamos sería el fin, por lo que preferimos irnos a un bar cercano para calmar los ánimos en el alcohol y al menos tener un pretexto para nuestro futuro comportamiento.

Cuando el cantinero en la barra preguntó lo que íbamos a tomar, ambos dijimos al unísono:

-Un vodka naranja.

Fue inevitable evitar lo inevitable, nos miramos al mismo tiempo, los dos pensamos "aún le sigue gustando el mismo trago". El cantinero sonrió pues creo que alcanzó a percibir lo que entre nosotros pasaba. Traté de disimular pero era irresistible dejar de mirarte, dejar de ver como me mirabas, aún disfrutabas de cada gesto nervioso mío, aún te fascinaba mi manera de hablar apasionadamente de mis libros y de películas, aún te gustaba la manera de como disfrazaba mi realidad pintándola de novela.

Tres copas de vodka, una de ron y el infaltable tequila, bastaron para fingir nuestra ebriedad. Nos fuimos a mi departamento de la mano, y al entrar no pude soportarlo más, te besé apasionadamente sin siquiera dejar que prendieses la luz, aún recordabas el camino de memoria a mi cuarto, donde a la vez me llevaste casi con furia, casi con violencia, quien sabe si por el alcohol o la pasión e incluso por no haberme perdonado que terminase con el fuego inextinguible que existía entre los dos. Allí hicimos lo que cualquiera se habría dejado hacer en un momento como ese, lo que cualquier loco de pasión habría hecho con tal de retenerte una noche junto a ti

Volví a sentir esas manos tuyas… por todo mi cuerpo y yo rodeándote con las mías

A la mañana siguiente la resaca no se dejó esperar, como así también no esperarían nuestros malditos empleos. Me abrazaste tiernamente por la espalda cuado preparaba el café en la cocina y sin pensarlo dos veces me llevaste de vuelta a la cama.

Después de lo sucedido, era obvio que llegaríamos tarde así que tomé el teléfono y fingí estar enfermo, iniciaste un juego en mi móvil junto a mi, querías que te viera jugar y reírnos juntos por si perdías o ganabas.

Había tomando una decisión, tenia que hacerlo después de lo que había pasado esta noche, tenia que recuperarte.

Al final sucedió lo inevitable, tenias que irte, no querías pero tenias otro compromiso ese día y no podías dejarlo.

-Tranquilo, no es ningún chico-

Me habías contado antes que después de mi no había llegado nadie, salvo alguna que otra aventura, pero que no era lo mismo.
Sonreí para mis adentros.

Al final te fuiste, la noche mágica había terminado y el departamento volvía a quedar solo pero tu aroma continuaba.

Fue en ese momento que mi celular llamó, justo a tiempo.

"Amor llamando"

Al contestar tuve que fingir, odiaba eso, pero, después de anoche, mi amor era otro.

-Tenemos que hablar – le dije en un momento e hice lo que tenia que hacer.

Si ella me odiaba después de esto creo que me daría lo mismo, en estos momentos, la única persona que amo y que siempre he amado… Eres tu.

Después salí corriendo del departamento, esperando poder alcanzarte, que la micro aun no llegase y poder abrazarte.

Y Ahí te vi, no te habías ido, estabas sentada en el banco de la plaza, mi corazón latía con fuerza.

-Sabia que saldrías- me dijo sonriente antes de abrazarme.

Y no tuve que preguntarle, ahí estaba la respuesta.


Prometí otro cuento, lo se...pero quedé estancado mientras escribía y preferí inaugurar el blog con mi cuento favorito.

Bienvenidos!!

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